LAS BRUJAS

martes, 31 de marzo de 2009

La casita abandonada en el Llano Grande, o la casa perdida en la montaña, siente muchas noches cuando llegan volando en sus escobas de hierba las brujas juguetonas y coquetas. Se posan en los techos, desde donde sentimos sus risas burleteras y sus pasos cautelosos como de grandes aves que se pasean por los tejados

En tiempos remotos, eran hermosas mujeres que embrujaban a los hombres y que eran quemadas por la Inquisición. En los modernos, las encontramos durante el día, con su gran nariz, espalda encorvada y pelos en la cara, asomadas en las ventanas de esas casas de bahareque que se resisten al tiempo. Por las noches, se convierten en hermosas mujeres que forman aquelarres con risas agudas para perseguir a los hombres, antes del alba.

A veces, se dejan atrapar con la luz de sol, si se les dejan unos calzoncillos con una manga al derecho y otra al revés o les tiran granos de maíz en el patio. Allí amanecen esas viejitas feas tratando de voltear la manga o de recoger todos los granos. Cuando sienta una bruja en el techo su casa dígale : Venga mañana por sal.

Al otro día, llegará a su casa una mujer de edad insondable, por la sal que le prometió.

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