EL DUENDE

jueves, 12 de marzo de 2009

Según la tradición oral mestiza del sur occidente colombiano, existía un ángel que era el más hermoso de todos, se llamaba Luzbella y era el consentido de Dios, a tal punto que le enseñó y permitió hacer ángeles. Luzbella se sintió tan poderoso que se sentó en el trono tratando de suplantar a Dios, éste se enfadó y lo sentenció: “por haberme desafiado ya no serás Luzbella, sino Luzbel-Lucifer” y lo expulsó del cielo junto con sus ángeles. Los que cayeron a la tierra se convirtieron en mariposas y los que cayeron en el infierno se convirtieron en demonios y Luzbella en el Diablo.



Dios conservó de los ángeles Luzbellinos a los que tocaban el tiple. Esos ángeles-músicos podían salir y entrar al cielo con entera libertad y aprovechaban para venir a la tierra a parrandear. Cada vez se demoraban más en regresar, hasta que un día encontraron cerradas las puertas celestiales. Dios no quiso dejarlos entrar nunca más y los ángeles errantes regresaron a al tierra. Aquí se convirtieron en Duendes, pequeños seres vestidos con colores que llevan un gran sombrero, ligados a la música, en particular al Tiple. La divinidad o maldad de estos encantados seres es algo ligado a las actitudes de la gente con sus congéneres o con el entorno natural, del cual son guardianes, haciendo que los cazadores no puedan ver a sus presas a pesar de tenerlas en frente o envolatándolos en el bosque para que no puedan hacer daño a la vegetación y a los seres que allí habitan.



Además de la música a los duendes les encantan los niños a los que atraen con juguetes coloridos que sólo esos pequeños pueden ver, hasta adentrarlos en sus terrenos y llevárselos para no volverlos a ver. Se interesan por las crines exuberantes de los caballos, las cuales enredan en la noche con nudos que nadie es capaz de soltar, no habiendo mas remedio que cortarlas. Para ahuyentar a un duende que hace travesuras se usa un tiple nuevo y se afina como se afinaba en el cielo. Se deja el instrumento en algún lugar visible de la casa o sitio visitado por el duende para que lo pueda ver y como buen músico no aguantará las ganas de tocarlo, así se encontrara con el temple sagrado y furioso destrozará el tiple y jamás volverá.

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