LA CANDILEJA IMAGEN

viernes, 17 de abril de 2009



LA CANDILEJA
La Candileja es una bola ígnea de tres hachones o luminarias, con brazos como tentáculos chisporroteantes de un rojo candela, que produce ruido de tiestos rotos. Persigue a borrachos, infieles y a padres de familia irresponsables y blandengues. Asusta también a los viajeros que transitan en horas avanzadas de la noche. Los abuelos y tatarabuelos, en hogares de familias numerosas, cuentan esta leyenda una y otra vez para escarmiento o como lección moral a sus hijos y nietos.

BRUJA

martes, 31 de marzo de 2009

BRUJAS

LAS BRUJAS

La casita abandonada en el Llano Grande, o la casa perdida en la montaña, siente muchas noches cuando llegan volando en sus escobas de hierba las brujas juguetonas y coquetas. Se posan en los techos, desde donde sentimos sus risas burleteras y sus pasos cautelosos como de grandes aves que se pasean por los tejados

En tiempos remotos, eran hermosas mujeres que embrujaban a los hombres y que eran quemadas por la Inquisición. En los modernos, las encontramos durante el día, con su gran nariz, espalda encorvada y pelos en la cara, asomadas en las ventanas de esas casas de bahareque que se resisten al tiempo. Por las noches, se convierten en hermosas mujeres que forman aquelarres con risas agudas para perseguir a los hombres, antes del alba.

A veces, se dejan atrapar con la luz de sol, si se les dejan unos calzoncillos con una manga al derecho y otra al revés o les tiran granos de maíz en el patio. Allí amanecen esas viejitas feas tratando de voltear la manga o de recoger todos los granos. Cuando sienta una bruja en el techo su casa dígale : Venga mañana por sal.

Al otro día, llegará a su casa una mujer de edad insondable, por la sal que le prometió.

LA PATA SOLA

LA PATA SOLA

Este formidable mito selvático es típicamente colombiano. Los personajes femeninos que representa son de gran ferocidad, genios maléficos del monte, semejantes a las Furias o enuménides griegas, en su papel de guardianas de la Naturaleza vegetal y con el carácter terrorífico que les diera Esquilo. Las Patasolas, a pesar de su anatomía unípede (una sola pierna en que se unen los dos muslos) no corresponden a las deidades egipcias (tipo Annubis) sino más bien, por su carácter vegetal, a las Driadas o Hamadriadas griegas, personificaciones de las encinas y árboles o a las Vriksadévatas hindúes, pero no risueñas como éstas, sino macabras. Las Vriksadévatas eran doncellas que se representaban colocadas de pie, apoyadas en el tronco de un árbol, un pie sobre el suelo y el otro graciosamente apoyado en el tronco, con los brazos levantados y entrelazados a las ramas floridas del árbol. Las Patasolas nacieron a la mitología popular nuestra cuando se iniciaron los trabajos de descuajamiento de las selvas tropicales, empresa heroica en que la derriba de los árboles constituye una verdadera lucha entre el hombre y la selva. La Selva aquí se personifica en un genio tutelar de sus dominios y es la enemiga del hombre en forma de un endriago de cabellera enmarañada (ramajes) y de una sola pata (tronco del árbol) que le da su nombre de “patasola”. Todos los percances consiguientes a la labor de los hacheros y aun de los mineros que trabajan en las montañas (ríos selváticos en donde se hallan las minas de oro de aluvión) se atribuyen a la agresión de las Patasolas. La motivación de este mito como presencia femenina se debe a las circunstancias vitales de la Selva, en cuyos trabajos el hombre está solo, ya que la mujer poco participa en tan ruda y peligrosa faena, y por ello la imaginación crea naturalmente la presencia del sexo complementario en estas deidades femeninas. La violenta labor del hachero termina con la caída del árbol que aquí simboliza a la Selva como hembra dominada y vencida pero, a veces, trágicamente vencedora. Los mineros de la región del Carare dicen que la Patasola anda gritando por los montes, llamándoles , y que el minero que se deja llevar por su reclamo nunca vuelve a encontrar salida de la Selva, o bien se halla ahogado en algún río o muerto en algún pareje retirado. Cuando hacheros o mineros se pierden en la selva, es corriente el dicho: “Se lo llevó la Patasola”. El maestro Pedro Nel Gómez ha tratado este tema por primera vez en la pintura americana y ha dejado al país numerosas obras de pintura mural al fresco exaltando como una epopeya colombiana este extraordinario mito.